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REPORTAJES METROPOLITANOS

SANTA ELENA DE LA CRUZ

SANTA ELENA DE LA CRUZ Por  MINERVA DE MOREIRO

“Vuestra soy, por vos nací
¿qué mandáis hacer de mí?
Inaccesible grandeza,
eterna sabiduría
y bondad del alma mía,
Dios, un ser, poder y Alteza,
mirad la suma pobreza
desta que se ofrece aquí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Santa Teresa de Jesús.

Cuando Elena de Constantinopla  --hoy Estambul-- se dirigió a los Lugares Santos en pos de la Cruz del Redentor quizá no imaginó que a casi dos mil años después, cada 3 de mayo la cristiandad celebrara el descubrimiento de la Cruz. Quizá tampoco pudo imaginar que la Cruz  fuere asociada como símbolo de los constructores de las catedrales góticas;  por los maestros de obra que llenaron también la Edad Media  y nuestros días de las magníficas catedrales, iglesias, parroquias y basílicas.
Así, de los grandes arquitectos de los albores del cristianismo a los insignes constructores del período gótico y de los maestros medievales hasta los más humildes alarifes de nuestros días, pasando por los modernos constructores de túneles, puentes y soberbios edificios contemporáneos, el 3 de mayo es la fecha en que celebran y festejan la “inventio”, descubrimiento o hallazgo de la Santa Cruz.
Basta ver, se dice a media voz, la filigrana de las bóvedas góticas para entender que solamente en el símbolo de la Cruz puede descansar tanta grandeza.

Símbolo de la crucifixión y la agonía del Redentor del Hombre se opone al árbol de la vida edénico; horizontal y vertical, negativo, positivo, puntos cardinales, la cruz, dice Juan Eduardo Cirlott se representaba en el medioevo con un árbol con nudos o con ramas.
Alegoría del triunfo de la batalla Constantino contra el emperador Majencio, el 28 de Octubre de 312 en el Puente Milvio -construido de ladrillo y mármol con un torreón y aún en pie en nuestros días- triunfo que según la tradición se debió a que el emperador había soñado la víspera de la batalla a Jesucristo quien le mostraba una cruz y le decía “Por este signo vencerás”. Así, continúa la tradición, Constantino mandó pintar en los escudos y banderas de su ejército el emblema de la cruz. Ello, aunado a la fe en la religión de Elena, su Madre, posteriormente beatificada y conocida como Santa Elena de la Cruz, lo condujo al triunfo sobre las huestes de Majencio, quien muriera ahogado en las aguas del Tiber, una vez acorralado y separado de su ejército.
“Venid, oh, cristianos,
la cruz veneremos
la cruz recordemos
de Cristo Jesús…”

En nuestros días los albañiles llevan a bendecir las cruces floridas para instalarlas en las construcciones y repican las campanas desde lo alto de las torres coronadas por una cruz de piedra, en todas las iglesias.
Día de fiesta para todos los albañiles y constructores en el orbe cristiano, la Cruz de Jesús, alegoría de la Salvación del Hombre alegra el mes de Mayo y refulge en el mundo católico ya de humildísima madera vestida con el ropaje más bello del mundo: las flores; ya de oro y piedras preciosas, ya celestial cuando aparece la Cruz del Sur en el cielo de luceros florecido.
Comparto con usted, lector, algunos fragmentos del poema de Jacinto Verdaguer, poeta catalán, (1845-1902) intitulado La Cruz, del libro Poesía Mística, Ediciones Zeus, Barcelona, España, 1970.
“Mi Jesús, el muy amado
un olivo ha plantado
en la alta sierra;
y su raíz, en el suelo,
fija la tierra.
Para evitar la sequía
muriendo en ella escurría
todas sus venas,
las venas y el corazón
que vida y sangre, amor son,
su hueco llena.
Resuena de noche y día
tan melódica armonía
que se estremecen
los jóvenes y los viejos;
cantan los pájaros lejos
y el aire mecen.
Todos se acercaban cantando
y van subiendo y bajando
por el olivo
y uno blanco que ha venido
para hacer allí su nido
canta más vivo.
No es rendajo ni zarzal
ni mensajero estival
fiel golondrina
sino que es Jesús clavado
que dice al mundo malvado
con voz divina.
__Hubo antes un manzano
quien acercaba su mano
pronto moría.
Ahora hay un olivo
quien de su fruto ha comido
vuelve a la vida…”

minervademoreiro@gmail.com

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