POR MIS PLUMAS
* El Rostro Duro de la Pobreza
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
En el debate de los candidatos a la Presidencia de la República, el del PRI, Roberto Madrazo Pintado, tocó superficialmente un grave problema, que crece como bola de nieve: “el rostro duro de la pobreza, que se forma por la falta de trabajo y oportunidades, convirtiendo a millones de jóvenes en delincuentes”.
Este tema reclama un análisis profundo, honesto y valiente, para poner en practica operativos policiacos eficaces, pero es un sueño que ocurra, porque es un hecho que las autoridades, a todos niveles, toleran que el narcotráfico se expanda y controle los hilos del poder en el país, sin importar que la violencia y la inseguridad cabalguen impunemente desde las colonias más encumbradas hasta las más humildes.
México está colombianizado.
Sólo un político suicida o que ame entrañablemente a su pueblo, enfrentará el poder del narcotráfico, que ha contaminado todo y casi a todos, ya que desde niños hasta ancianos están a su servicio. El gobierno lo sabe. Los candidatos también, e incluso los poderosos de los Cárteles financian programas oficiales y campañas electorales.
Por eso todos hablan. Ninguno actúa. Ambos poderes se benefician. Poco importa que el pueblo y sus jóvenes se pierdan en el vicio, la delincuencia, el crimen organizado. La locura, la muerte.
Hasta hoy, los programas contra el desempleo, son un fracaso. La economía no despunta y cada vez es más grave la falta de oportunidades y trabajos bien remunerados para los jefes de familia, lo que orillan diariamente a miles de estudiantes a sumarse a “los ejércitos del narcotráfico”, al ver amenazada la estabilidad económica de la familia, que le impedirá terminar una carrera.
Con el señuelo de obtener dinero rápido y fácil se ponen al servicio del narco, como “burreros” o vende drogas dentro de sus escuelas, en las esquinas de sus colonias, en los gimnasios, en los bailes y en cualquier lugar que sea posible.
Actualmente, la demanda rebasa la oferta. Muchos dicen que “ya no es como antes”, “ya no se gana tanto, porque ahora somos muchos”.
Por ello, lo que creían un paraíso se convierte en su infierno. Lo que empieza como un juego trastorna sus vidas, ya que además la mayoría son consumidores de drogas. Frecuentemente “quedan mal con las cuentas”, y “el ajuste” de las mismas es fatídico. Los resultados se conocen públicamente en forma escandalosa: asesinatos múltiples, encajuelados, descuartizados, acribillados en las puertas de sus casas, en un restaurante mientras comen, y lo peor, frecuentemente ocurre a plena luz del día.
Sin embargo, lo más preocupante es que las estadísticas revelan que la mayoría de los ajusticiados son jóvenes de 11 a 30 años, que se insertaron en redes criminales para tener un ingreso decoroso para vivir.
Actualmente son miles las familias completas que trabajan para el narcotráfico, desde el padre, madre, hijos, yernos. Todos.
Esto es grave. Lamentable, no debe ocurrir. Debe frenarse. Quizá una de las medidas sería legalizar la droga, como ocurrió con las bebidas embriagrantes, pero para que esto ocurra habrá de darse una guerra entre el gobierno y los narcos.
Alguno de los candidatos estará dispuesto a ello?, ¡quién?...
Por eso, hablan superficialmente del tema o mejor ni lo tocan, ¡para qué?..no tienen intenciones de resolverlo. Temen convertirse en el Colosio moderno.
Pero sería bueno que todos buscaran una solución al rostro duro de la pobreza y salvarán a la sociedad y a sus jóvenes de un “trabajo” tan riesgoso, en el que las puertas que más se les abren son las de las cárceles, hospitales, manicomios y panteones.
Es muy doloroso que la juventud viva en alto riesgo, porque no hay suficiente que comer en su casa o porque no hay recursos para seguir los estudios, pero si los concluye y no encuentra trabajo ¿qué va a hacer?...Sólo los privilegiados y los recomendados se colocan.
Empleo y seguridad son compromisos prioritarios que el gobierno debe garantizar a la sociedad, que reclama una vida digna, tranquila, feliz. Pero, a la fecha esta es la gran deuda con el pueblo.
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juan jose elizondo -