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REPORTAJES METROPOLITANOS

CAFE CON LETRAS

CAFE CON LETRAS Por  MINERVA LOPEZ MENDEZ
“Aquel señor burgués condecorado,
usía o excelencia bien cebado,
que ronca con placer en la noche larga
y tiene mujer feliz, de teta oblonga,
con dos hijos menguados, deportistas,
un poco libertinos y “juerguistas”,
idiotas por la madre, por el padre gordos;
poniendo dientes de perro que husmea los huesos
se pone a gruñir y muerde:
“Yo prefiero la injusticia al desorden.”
Goethe, de Celso Emilio Ferreiro. Poeta gallego.

Del  ja-ja-já y el pleonástico continuismo sin cambio como resumió López Obrador el (deslucido, desilusionante y acartonado)  debate  al “estoy arriba de AMLO en las encuestas” calderonista, la debacle de la pasarela por la silla presidencial. 
Pero como pasarela, pasarela de alta costura.  Atildados, maquilladitos, glamorosos (¿Armani o Versace los trapitos?) y se dieron hasta con la cubeta.
Llama la atención la serenidad de Roberto Madrazo para acallar a sus adversarios. Sin perder jamás la compostura, sagaz conocedor de las tablas políticas, dio jaque mate en tres jugadas. O puros goles en penaltis.
AMLO remata a don Felipe Calderón cuando dice que anda en busca de quién le crea las tales encuestas.  Encuestas que más rápido que pronto, a – digamos-- medio minuto del término del debate, según dijo el panista, lo perfilaban como el “ganón” del debate. Y se asumió como el mesías de las soluciones, él, que tanto critica el mesianismo.  Bueno, como alabanza en boca propia… ¡A ponerse las pilas, don Felipe, que muchísimos lo quieren en Los Pinos!
A Campa Ciprián, Madrazo le asestó un santísimo “patiño” que dolió hasta gayola. Y a Calderón le bajó la estatura no para estadista, sino para simple funcionario. Demoledor el numerito.
Doña Patricia Mercado impecable. Serena, lúcida, elocuente, habló con mesura. No ofendió, descalificó o retó a nadie. Simplemente resaltó los temas de atención urgente y sus posibles soluciones. Política y finura. Para muchos, fue la mejor en el debate.
Pero nadie habló más que de generalidades. Porque, lector, ¿cree posible que en dos minutos por tema se puede presentar una propuesta sobre asuntos tan complejos como seguridad nacional, migración, empleo, deforestación, impuestos, energéticos, salarios, educación y salud?
El formato del debate está rebasado por la realidad. El manejo de cámaras para llorar.  De la moderadora mejor ni decir. Cumplió su papelito y a otra cosa.  A todos los candidatos los “tiempos” del corte los dejaban con la palabra en la boca. 
Para ser un debate televisivo, ¿porqué un formato de examen de primaria, además escrito? ¿No tendrán los señores candidatos un dinerillo --de esos dineros que el IFE con tan larga generosidad les regaló-- unos cuantos milloncitos para comprar el tiempo necesario para un verdadero debate? ¿Le parecen tres horas, lector? Algo así como los del Senado o de la Cámara. O de la Suprema. ¿Demasiada tortura para el televidente? Ah, qué cosa. Casi el tiempo de un noticiero. ¿Ni quién lo aguante? Por favor. La realidad nacional está peor. ¿No se convence?  Quede entonces nomás la pregunta. Porque, insisto, si no hubiese dinerillo, pues ¿Qué tal noventa minutos – casi lo de un partidito de fútbol con penales, comerciales, comentarios y anexos- en el Canal del Congreso? ¿Nomás no? Ni remedio. Válgame Dios.
 Mejor a otra cosa, lector, y comparto con usted el poema intitulado “NO”, del poeta gallego Celso Emilio Ferreiro, (1912-1979) inserto en su libro Larga Noche de Piedra, Akal, Editor, Madrid, 1978:

Si dijese que sí,
que todo está muy bien,
que el mundo está muy bueno,
que cada cual es cada cual…
Conformidad.
Admiración.
Callar, callar, callar
y mucha precaución.
Si dijese que acaso
las cosas son así,
porque sí
y ahí están
y no le demos vueltas.
(Si aquel está arriba
y aquel otro abajo
es por culpa de la vida.
Si algunos van de puerta en puerta
con un saco de ceniza a cuestas
es porque son unos estúpidos,)
Si dijera que si…
Entonces sería el momento
de hablar seriamente
de la batalla de las flores
en las fiestas del patrón.
Pero no.”
cafeconletras@gmail.com

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