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REPORTAJES METROPOLITANOS

PARAISO PERDIDO

PARAISO PERDIDO

Por RAMIRO GOMEZ LUENGO

  -- II PARTE --
Desgraciadamente este esfuerzo parece vano, ya que al estar en plena época de lluvias, la crecida del agua ha traído nuevo lirio desde las presas de arriba, por lo que ahora el embalse debe tener un promedio de seis a 10 hectáreas infestadas de esta planta, que es el hábitat natural donde se reproduce el mosco culix.
“Sé que la plaga del mosco ha sido tan fuerte que ha causado muchas enfermedades epidemiológicas, pero de acuerdo con los reportes que constantemente nos dan los médicos de la delegación de la Secretaría de Salud en Tepetitlán, difícilmente esto podría estar relacionado con algunos casos de ceguera e incluso de decesos entre  la población infantil, que es la que más padece la contaminación", precisa Sánchez Ballesteros.
En este sentido, Fernando Moctezuma, coordinador del Congreso estatal y diputado local, en coordinación con el presidente municipal y los comisariados delegados, sostendrán esta semana en Pachuca una serie de reuniones con el Consejo Estatal de Ecología, encuentros a los cuales no ha confirmado su asistencia ningún personero del municipio de Tula, a pesar de que casi la mitad del embalse de la presa se halla en dicha jurisdicción, por lo que cualquier resolución que se tome al respecto no tendrá validez si ellos no la avalan.
"Por qué no les interesa asistir, -se interroga Sánchez Ballesteros- es muy sencillo; la corriente del río se encarga de mantener su lado de la presa limpio del lirio acuático, pero aún así por lo menos 10 comunidades tuleñas están siendo afectadas, por lo que es urgente contar con la participación de dichas autoridades".
El presidente municipal revela que si bien son seis las comunidades ribereñas de Tepetitlán afectadas por la contaminación, “nosotros siempre hemos puesto en claro que la solución a este problema es de tipo federal, ya que la presa es administrada por Comisión Nacional de Aguas”.
"Por eso, siempre que hemos tenido oportunidad de dialogar tanto con los diputados locales como federales, les hemos pedido que se pongan en contacto con las autoridades del Distrito Federal, incluso con el Presidente de la República, para que se liberen mayores recursos a nuestro municipio y al de Tula, a fin de poder mantener cuadrillas que trabajen todo el año en limpiar la presa por lo menos del lirio acuático.
"Ora que si nos apoyan en serio, pues lograr la instalación de las plantas tratadoras para que las aguas no nos lleguen negras, sino grises, aunque sabemos muy bien que un proyecto de esta envergadura tiene un costo económico enorme, como es el caso en México del rescate del lago Texcoco, el cual fue secado utilizando un tajo que se conectaba directamente al río Tula".
"Deseamos de todo corazón que los chilangos, quienes disponen de mucho más dinero del que podríamos tener aquí en Tepetitlán e incluso en todo el estado de Hidalgo, logren éxito en el rescate de sus fuentes lacustres históricas, para que puedan luego voltear hacia aquellos que tenemos problemas similares y nos den una manita, ya que a fin de cuentas la salvación nuestra es la de ellos", concluye.
Originaria de San Mateo La Curva, doña Carmen contesta con una sonrisa al reportero que aquello que huele tan gacho no es más que su propia mierda, que se está cocinando al sol en el embalse de la presa, "a donde nos llega toda la porquería que ustedes los chilangos arrojan por el excusado".
Madre de más de siete hijos, todos con problemas de la vista y de la piel debido a los incontables piquetes de los mosquitos que se reproducen por millones al amparo del lirio que crece en las aguas negras de la presa, la mujer le pide al reportero que se dé una vuelta al anochecer, "cuando el olor a perro muerto te hace vomitar y la nube de insectos es tan gruesa que ni siquiera podemos salir a la calle".
"Usted disculpará mi actitud burlona -comenta- pero aquí en el pueblo ya perdimos la cuenta de los periodistas que nos han hecho reportajes con la promesa de que este tipo de denuncias podrían cambiar nuestra suerte, y ya ve, estamos peor que nunca".
General Pedro María Anaya tiene el dudoso honor de ser el pueblo que colinda con la cortina de la presa Endhó, una imponente mole de piedra de casi un kilómetro de largo que se alza 20 metros por encima de las pequeñas casas, y a la cual se le colocó una valla ciclónica que se oxidó en menos de un año debido a la acidez que priva en el medio ambiente.
Una caseta de vigilancia de la Comisión Nacional de Aguas nos avisa que hemos llegado a la entrada de la presa, pero si bien no se ve a nadie en los alrededores, los enormes y desteñidos letreros que advierten al visitante que está prohibido acercarse debido a que se halla en una zona federal nos obligan a detenernos".

rluengo4@hotmail.com


 

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