PARAISO PERDIDO
Por RAMIRO GOMEZ LUENGO
-- III PARTE --
"Ahorita sólo hay una persona que es de aquí del pueblo viviendo en la caseta que está a la entrada, pero hasta hace apenas un año estaban desplegados varios soldados del Ejercito Mexicano, debido a que aún ejercía como síndico del pueblo un pillo que se hizo famoso porque durante un reportaje televisivo amenazó con dinamitar la cortina, lo cual no hizo, si bien sus palabras le sirvieron para darse a conocer y luego hacer carrera política, por eso me reservo su nombre", señala don Juan.
Sexagenario nacido en General Pedro María Anaya, don Juan recuerda con emoción cuando a su pueblo llegaban gansos y patos salvajes para retozar en lo que entonces eran aguas pristinas "donde se daban varias especies de peces que pescábamos para comer".
El Guero, como lo conocen sus paisanos, entorna sus ojos azules y se remonta directamente al pasado: "una vez inaugurada la presa, a principios de los 50, se nos aseguró que no sólo habría agua abundante para nuestros campos, sino que aquí nacería un centro turístico que traería prosperidad, y ya ve, ahora la vida se nos va en espantar moscos y respirar lento".
"Orita nada más nos molesta el olor, pero al rato, sobre todo tras las lluvias, la ola de mosquitos es tal, que ni se pueden meter las manos. Si tomamos en cuenta que apenas y gana uno para vivir, comprenderá que no podemos comprar insecticidas, repelentes o unas simples barras, aunque no estoy hablando por mí, sino por mis 12 nietos, que son los que más se enferman en este ambiente".
Las palabras de don Juan son avaladas por la mirada triste pero furiosa de doña Juanita, dueña del tendajón en donde se realiza este diálogo, quien agrega:
"Tampoco podemos tener nuestros animalitos de traspatio, ya que se quedan ciegos por culpa de los piquetes de los moscos y se mueren muy pronto debido a que los pastizales están penetrados de las aguas negras".
"Por eso yo le recomiendo a todos los chilangos que zurren menos o que hagan una dieta variada como la nuestra, es decir, puro maíz, chile y fríjol, para que sus cacas no vengan tan cargadas, a ver si así nos cambia un poco la suerte", comenta la dueña de la tienda, tras lo cual suelta una carcajada que se tiene que haber escuchado en China.
Secretario municipal de Tepetitlán, Cornelio Jiménez García explica que la presa funcionó como un embalse de aguas claras al menos durante unos dos años, "pero una vez que la capital dejó de enviar sus residuos a Xochimilco, se les hizo fácil aprovechar el declive y utilizar el río Tula del mismo modo en que lo hicieron los españoles para vaciar el Lago de Texcoco".
"Nos morimos de sed teniendo agua, por que es tal la salinidad de la presa, que es imposible aprovecharla para regar los campos, a diferencia de lo que ocurre con los poblados que están abajo del valle, a los cuales el líquido les llega decantado por causa del filtro que significa el embalse".
Señala que el agua fétida de la presa, la cual destila tal acidez que logró pudrir la malla ciclónica que la rodea en menos de tres años, "no nos beneficia en nada, puesto que su grado de salinidad la hace inutilizable para el riego de las cosechas, por eso estamos peleando que al menos se instale una planta de rebombeo con un cárcamo, para poder regar algunas partes de los terrenos".
"Hay un túnel profundo que saca las aguas para los municipios de abajo, como Chicuatla y Progreso; por ende son los campesinos de esos municipios quienes agarran el agua decantada, ya que en realidad el embalse es una fosa de oxidación".
Jiménez García describe a los hidalguenses del Mezquital como gente de trabajo a la que no le gustan los problemas, "pero estamos pensando seriamente en aparecernos en Pachuca o en el Distrito Federal montados a caballo y esgrimiendo machetes, porque para serle honesto, no fue sino hasta que nos unimos todos para ir a negociar que nos empezaron a hacer caso”.
"En un principio se nos decía que no había presupuesto y que esto y que lo otro, pero en cuanto nos vieron a todos: pobladores, comisariados y autoridades municipales, unidos y en actitud de lucha, que se dieron cuenta de la magnitud del problema y nos dieron opciones".
El secretario de Gobierno acota que es muy común encontrar en las aguas de la presa no sólo basura, sino cadáveres de animales y uno que otro de humano, los cuales son detectados cuando recalan en la orilla del río, poco antes de llegar al embalse, "ya que la acidez de las aguas es tal, que todo lo que arrojes a la fosa se desintegra en menos de dos horas".
"No quiero decir que los muertitos los hallan aventado en el Distrito Federal, pero es sabido que los asesinos capitalinos tienen mucha tendencia a arrojar los cuerpos de sus víctimas a los canales del drenaje".
Llama la atención que los campesinos de los poblados de Santa María, La Ermita, El Retiro, San Pedro, General Pedro María Anaya y la Curva de San Mateo, los cuales son los más afectados por estar juntos a la presa, destinan por entero sus parcelas a la siembra de maíz, único producto que por su altura y proceso de evolución se puede dar sin ser afectado por la salinidad que las aguas negras han filtrado en sus tierras.
“La gente aquí sabe que no tendría ningún caso intentar sembrar tubérculos como papa, cebolla u otro producto que no se dé a más de 10 centímetros del suelo, ya que si bien la zona es muy fértil, la contaminación generada por la presa lo ha invadido todo”, explica Gervasio, campesino jornalero quien tras una larga estadía en Estados Unidos, donde piscó desde el Valle de Calexico hasta Arkansas, ha decidido regresar con sus paisanos de El Retiro.
“Yo creo que los gringos no son mejores que nosotros, porque me consta que a la hora de trabajar en serio son bastante huevones, aunque lo correcto sería decir que son prácticos, es decir, saben que sobran mexicanos para levantarles su campo por centavos, por lo que mejor se hacen a un lado.
“Por eso no tengo dudas de que si tuviéramos autoridades gringas, las aguas de la presa estarían limpias y aquí tendríamos lo que allá llaman un resort con todas las de la ley, generando un beneficio económico que en una de esas y hasta se regresarían todos los paisanos que andan por el otro lado en busca de chamba”, explica, mientras apura su vaso de pulque, “el cual ya también lo estamos mandando pa’l otro lado”.
Gervasio no sólo supo, sino que conoció al hombre que amenazó durante un reportaje televisivo con dinamitar la cortina de la presa, “lo cual le valió volverse famoso de un día para otro e incluso impulsar una carrera política gracias a la cual agarró buenos contactos y se largó en cuanto pudo”.
“No te voy a decir el nombre de ese buey porque ya tiene mucha fama inmerecida, pero te aseguro que no es cierto lo que dicen aquellos que votaron por él de que se ahogó cuando intentaba colocar la dinamita en la cortina, sino que simplemente nos vio la cara de pendejos”.
El joven saca cuentas y sus ojos verdes se desorbitan cuando llega a una conclusión: “si dinamitas la cortina, los únicos amolados van a ser los pobres bueyes de los municipios de abajo, que ni la deben ni la temen, debido a que la mugre nos llega desde el Distrito Federal y compañías cementeras, así como refinería de Tula que le acompañan".
"Aunque sería un espectáculo digno de película gringa ver como se te viene encima una pared gigante de puritita mierda”.
0 comentarios