CAFE CON LETRAS
Por MINERVA LOPEZ MENDEZ
“Algo ocurrió en tu juventud que amarga/
ahora a la nuestra. Amaste la violencia, /
la aventura. El imperio, los luceros. /
Ebrio de pólvora y canciones malas, /
ejecutor alegre de condenas/
sin juicio, combatiente enamorado/
de palabras mayúsculas, vacías, /
inútil vencedor de tus hermanos/
que a tanto amigo nuestro hiciste huérfano, /
hoy no nos vale ya ese argumento/
de tus canas, tan poco respetables. /
Hijos y Padres.
del poeta español Jesús López Pacheco.
Ahora resulta que Marcos no es un peligro para el país, según dijo Encinas, Jefe de gobierno. Ah qué Don Alejandro. Para tomaduras de pelo, las de la peluquería. Pero qué cree, don Alex: Los ciudadanos, pacíficos, trabajadores y desarmados, a los que los fans del susodicho Delegado nos “sitian” en esta capital con sus bloqueos, cierre de avenidas y otras linduras, queremos que se respete el derecho constitucional al libre tránsito, igual que se respeta el derecho de los inconformes a manifestarse.
Si la democracia, Don Alejandro, es el gobierno de las mayorías, las mayorías además trabajadoras de esta ciudad también queremos llegar a tiempo a nuestras labores, a dejar a nuestros enfermos a las clínicas, a los niños a la escuela, a nuestros empleos sin que nos descuenten el tiempo que llegamos tarde o el día, o, caso peor, que regresemos a nuestras casas pero ya puestos de patitas en la calle por los empleadores.
También queremos saber si el tal Delegado Zero anda armado (caso de encontrárnoslo a la vuelta de cualquier medio o esquina.) Si ya depuso las armas suyas y de sus huestes y dónde están; si se desdijo de la declaración de guerra al heroico Ejército Mexicano, si la ley de amnistía le permite decir tan atingentemente, tan reiteradamente, como si tal la cosa, que, van a derrocar al próximo presidente, sea quien sea; claro, “pacíficamente”, y eso sea algo que --aún en hipotético caso, no deja de ser amenaza-- lo tome tan a la ligera su gobierno por, vaya usted a saber cuáles razones o si, como dice la vox populi, por componenda política o porque el tal Marcos le sepa más linduras a los gobiernos de las que aparenta saber; o si terminada su labor, como dicen off de record algunos analistas, de”balcanización” de algunos municipios chiapanecos se lanza a los del estado de México o, peor aún, si su nueva estrategia de tele publi mercadotecnia, es decir, la de Marcos, sea anudar su capucha a la altísima figura de Ghandi, claro, subsistiendo la distancia que es enorme entre el personaje más importante símbolo de la paz y de la resistencia y el Sup “Gandi-elocuente” redivivo, pero que en lugar de huelga de hambre, al parecer, invita a los bloqueos, marchas, manifestaciones mientras se dedica a conceder como estrellita de rock entrevistas –cambiadas por cartuchitos o cartuchotes de bala percutidos--.También queremos saber por qué, si los hechos ocurrieron en Texcoco el Sup se queda en DF, aunque, claro, por supuesto, le asiste el derecho de quedarse donde le dé gana, si la ley, dice Usted, se lo permite. ¿Será para inaugurar el Segundo Piso del Periférico Sur-Norte? O porque carece en la tierra de Netzahualcóyotl de bluetooth para su laptop satelital, es decir, de ciudad satélite, no piensen “astedes” mal.En fin, don Alejandro Encinas, queremos que explique a los sufridos habitantes de este DF si el limbo legal en que sobrevive el flamante Delegado Zero, es más legal que el ámbito legal en que se dice operan los gobiernos por mandato de las mayorías. Y no se pide que “atenquicen” a Marcos y compañía y muchísimo menos a los manifestantes, don Alejandro. Que conste claro y rotundo. Simplemente que se hable con la verdad y también se respete el derecho de las mayorías. Y ya encarrerados, pues también queremos saber quién diantre encomendó al tal Marcos que nos represente en eso de derrocar al gobierno, así sea pacíficamente, aunque esto, por supuesto, no le corresponde a Su Merced explicarlo, sino al tal Sup Comandante. En fin, mejor a otra cosa. Y comparto con usted, lector, otro poema de Jesús López Pacheco, poeta español (1930-1997) intitulado El suceso, de su libro “Algunos aspectos del orden público en el momento actual de la histeria de España”, Ediciones Era, México, 1970.
“Es difícil saber exactamente/ El número de víctimas. Testigos hay, más no declaran nada. / Se fueron del lugar, / víctimas ellos mismos del suceso. / Y, sin embargo, las calles están llenas/ de manos y de ojos y de labios, / de corazones aplastados, negros/ y la esperanza derramada tiñe/ de verde las aceras. / Huele hasta el aire a sufrimiento, / los edificios tienen/ un color de renuncia y de catástrofe. / El suceso ocurrió ayer en punto: / un día más había sucedido. / Y se teme que hoy suceda igual.”
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