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REPORTAJES METROPOLITANOS

ASFALTO

                                   

Por MANUEL MAGAÑA CONTRERAS

Dicen que mata más una duda que un desengaño y el debate de candidatos presidenciales de la  semana próxima, tiene por lo pronto  la virtud de poner de manifiesto que el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional son ya la misma cosa, o sea,  el PRI-PAN cuya gestación arranca  de la alianza  -en 1988, con Salinas  -,  entre el instituto político fundado por el Presidente Plutarco Elías Calles en 1929 y el que creara su hombre de confianza, Manuel Gómez Morín,  diez años después.

En relación al debate próximo,  también  aflora que la tan decantada democracia  esta muy lejos de ser practicada en nuestra vida nacional, puesto que el recurso de los desairados Felipe Calderón y Roberto Madrazo, consistente en colocar una silla para sentar en el banquillo de los “acusados” a López Obrador, es una práctica, no ya de la  Tribunal de la Inquisición que  surgió en el Siglo XVI,  sino de los años que se pierden en la oscuridad de los tiempos,  cuando tuvo lugar el llamado  “Sínodo Horrendo” o “Concilio Cadavérico”,  en el que  los despojos mortales de un Papa que algunos calificaron de antipapa – cuyo nombre escapa a mi memoria en los momentos de redactar este asfalto, pero que daré a conocer en breve -,  fueron sentados  en una silla, precisamente, para condenarlos después del juicio que se le siguió en forma tan macabra.
Realmente, lo único agradable en dicho debate será la presencia de doña Patricia Mercado , digna de respeto y admiración, quien también aspira a ocupar  la silla Presidencial, igual que Roberto  Campa Cifrián, quien tampoco le ha entrado a la “guerra sucia” de Calderón y Madrazo, que han hecho de la “vacinica”  el  “misil” para lanzar  inmundicias contra el candidato preferido del pueblo de México que no hará acto de presencia, porque así lo estima desde el punto de vista  de la campaña que efectúa “ a flor de tierra”, en vez de hacerlo por los canales televisivos donde tampoco participa el pueblo de México.
No existe ninguna ley, ningún reglamento ni disposición que obligue a un candidato a participar en un debate electoral. La estratagema de  la silla que  creen  Calderón y Madrazo hará las veces de “banquillo de los acusados”, es un recurso absolutamente antidemocrático producto de bajos instintos que  imperaron en períodos oscuros de la humanidad. Hoy, que tanto se habla de democracia, el recurso de la silla vacía  es impropio  de una etapa de la humanidad en que se habla  hasta la saciedad del imperio de la razón, la justicia y el respeto a los derechos humanos.
Tal parece que ante el rechazo de sus mismos partidarios del PRI,  Roberto Madrazo Pintado  ya resolvió convertirse en “escudero” del candidato presidencial  panista. En más de una ocasión ha dicho que su misión  principal consiste  en evitar que el abanderado de la Coalición por el Bien de Todos llegue al poder.
El pueblo de México desea que en la contienda electoral participen candidatos que  no únicamente sepan insultar. Esencialmente, se requiere  que haya abanderados con propuestas para resolver los problemas que afligen al país. Se necesita que digan cómo van  satisfacer las apremiantes necesidades de  la población. Los pleitos y las descalificaciones sólo han llevado  al proceso electoral en marcha, al fango de la calumnia. Esto, con o sin debate, lo rechaza la ciudadanía mexicana.  

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