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REPORTAJES METROPOLITANOS

PARAISO PERDIDO

PARAISO PERDIDO


Por RAMIRO GOMEZ LUENGO

    -- Primera Parte --
Entre Tula y Tepetitlán, donde el Mezquital se estrecha contra las colinas que lo separan de la serranía queretana, existe un valle de verdes pastos en donde campesinos de ojos claros y tez morena, a bordo de modernos tractores, laboran tierras que habrán de brindar abundantes cosechas de maíz, fríjol, cebada y avena.
Sólo el intenso olor a podrido que todo lo invade, haciendo que los ojos lloren y que el aliento se entrecorte ante la certeza de que se respira veneno, revela que el inmenso lago que domina aquella aparente tierra de promisión es en realidad el embalse de la presa Endhó, la cual desde hace más de 40 años recibe a través del cauce del río Tula todas las aguas residuales que se generan en el Distrito Federal.
Inaugurada en 1952 por el entonces presidente de la República, Miguel Alemán Valdés, la presa se hizo bajo la promesa de que allí surgiría el Avándaro del Valle del Mezquital, ya que sus aguas no sólo servirían para regar sus tierras, sino que atraerían además a miles de turistas deseosos de practicar remo, pescar o incluso cazar algunos de los gansos salvajes o patos silvestres que emigraban desde Canadá.
"Nos prometieron la gloria y en menos de dos años nos convertimos en la letrina a cielo abierto más grande del mundo", denuncia Julio Sánchez Ballesteros, presidente municipal de Tepetitlán, cabecera del municipio del mismo nombre, cuyos más de 60 mil habitantes han sufrido literalmente en carne propia los estragos de más de cuatro décadas de contaminación.
"Pese a que ya se tenía el antecedente de Xochimilco, en donde las descargas de las aguas servidas de la ciudad de México salinizaron a tal grado los canales que miles de peces y aves murieron, sin contar con los daños irreversibles a las chinampas, a los genios del gobierno se les hizo fácil salvar la ciudad de las flores
desviando el agua hacia el río Tula.
"En un principio se le dijo a la gente de la zona que la presa tendría fines turísticos y así lo fue los dos primeros años, ya que se podía encontrar pato silvestre, ganso canadiense e incluso se hacían concursos de pesca y regata".
El funcionario revela que, infortunadamente y tal como sigue aconteciendo hasta la fecha, "a la gente de a pie muchas veces la autoridad, en este caso federal, no le toma su opinión para la realización de este tipo de proyectos, y cuando aún no nos dábamos cuenta que las aguas empezaban a llegar grises, repentinamente se volvieron completamente negras".
"Los primeros en pagar el pato fueron los peces, que murieron en tal cantidad que tuvieron que traer máquinas para dragar la presa y luego incinerarlos, debido a que el olor hería el olfato a kilómetros de distancia".
Desde esa fecha hasta el presente, revela, los habitantes de los poblados ribereños, e incluso cercanos a la presa, quienes también se han visto afectados tanto por el olor como los mosquitos, hemos librado una lucha sin cuartel por ser escuchados y obtener una solución.
Conscientes de que cualquier paso que se tome al respecto debe coordinar los esfuerzos tanto de autoridades locales, como estatales y federales, la acción más inmediata ha sido solicitar la instalación de plantas tratadoras, ya que al llegar el agua a la presa sin ningún proceso previo, el embalse se infesta de lirio acuático a tal grado, que hasta hace unos tres meses había unas 600 hectáreas copadas por dicha planta.
"Ante esa situación, el gobernador del estado, Manuel Ángel Núñez Soto, destinó del techo financiero estatal, previo permiso del Congreso hidalguense, una cantidad enorme para desplegar máquinas trituradoras de lirio, en coordinación con Comisión Nacional de Agua, la cual no aportó fondos debido a que cuenta con un presupuesto exiguo, según nos informaron.
"Gracias a esos fondos estatales, los cuales deberán luego ser reembolsados, se metieron 16 máquinas trituradoras de la empresa Sore, las cuales trabajaron día y noche durante un mes y medio, logrando reducir la mancha de lirio acuático a sólo un tres por ciento.
"Debido a que la maquinaria no puede llegar hasta las orillas, que es donde quedaron algunos residuos, éstos serán reducidos a mano mediante jornales de los comisariados delegados y su gente, quienes viven en la periferia de la presa".

rluengo4@hotmail.com

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