EN EL BLANCO...
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
Andrés Manuel López Obrador dio en el blanco.
El efecto Peje penetró en el Estado de México y arrebató al PRI la presidencia municipal de Ecatepec, considerada “la Joya de la Corona Priísta” y dos diputaciones locales, mientras que el tricolor sólo retuvo dos, una de ellas abanderada por el alcalde con licencia Eruviel Avila Villegas, quien en los sufragios del 2003 le quitó el poder a los panistas, que a su vez lo ganaron al Revolucionario Institucional.
Por ello, este lunes 13 de marzo de 2006, “El Gallito Feliz” se sintió más indestructible que nunca y con una sólida garantía para lograr el triunfo en los comicios del 2 de julio próximo.
Lo que López Obrador no recuerda es que esta es la tercera ocasión en que los habitantes de ese populoso municipio le dan la espalda al partido que los gobierna y ponen en el poder a su más fuerte adversario. La misma suerte podría tener el PRD si no cumple las promesas de campañas.
En las elecciones del 2 de julio del 2000, los ecatepenses también se dejaron seducir por las promesas, ahora incumplidas, del Presidente panista Vicente Fox Quezada, y dieron el triunfo en las urnas municipales al albiazul Agustín Hernández Pastrana, a quien terminaron repudiando porque se pagaba un sueldo mensual de 450 mil pesos, mientras que exhibía a la población como un núcleo humano altamente marginado y pobre.
Curiosamente, su más acérrimo detractor no eran los derrotados militantes del PRI, sino los perredistas, encabezados por José Luis Gutiérrez Cureño, entonces asesor nacional del sol azteca y secretario general del mismo en la entidad, así como la ex regidora y ex diputada local y federal, y ahora ganadora de una nueva curul, Irma Cerón Martínez.
Ambos, atacaban fuertemente al ex edil y en varias ocasiones Gutiérrez Cureño acusó al panista de sufrir “el mal de Estocolmo”, que consiste en un cambio radical de personalidad al asumir el poder, que inicia al no contestar las llamadas telefónicas, cambiar el número del celular o mantenerlo permanentemente apagado.
El segundo síntoma de este mal, describía Cureño, es el cambio de personalidad, al modificar el corte de pelo, peinado, vestir ropas muy caras y de marcas prestigiadas, usar lociones originales, y ¡ claro !, comprar un carro del año o la camioneta más moderna y cotizada en el mercado automotrices.
En, suma, denunciaba Cureño “se creen semidioses. Es imposible entrevistarse con ellos. ¡Son pedantes!.. y sin darse cuenta se alejan de su objetivo: ayudar al pueblo. Creen que están en el poder porque son muy inteligentes. Unicos. Entonces se abre una gran brecha entre ellos y la gente, que empieza a repudiarlos y sólo esperan que terminen su gobierno para poner otra corriente ideológica”.
Irónicamente, el candidato perredista, que de confirmarse su triunfo sobre la Alianza PRI-PVEM, será el nuevo edil de Ecatepec, incurre en los mismos errores que criticaba a Hernández Pastrana, ya que lo primero que hizo cuando lo nominaron abanderado del PRD-PT, fue apagar su celular. A veces entra el buzón para dejar recados, pero nunca los contesta.
El descalabro del priísta Pablo Bedolla López y del ex alcalde panista deben servirle de ejemplo. La soberbia los destruye, quizá por ello Avila Villegas no se aparta de su trabajo altruista y humanitario, que le sirvió para que la gente volviera a votar por él como diputado por el distrito XXI, cuyo cargo asumirá el 18 de agosto próximo y en tanto el 17 de marzo regresará a sus labores de presidente municipal, para concluir su mandato.
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